28 de diciembre de 2013

Solo Dios es bueno...

Está mañana al despertar vi una postal que decía Dios ha sido bueno y lo relacione con un video de la vida del pastor Richard Wurmbrand y su esposa Sabina Wurmbrand donde ella decía que estaba preparando a varias personas inconversas y repetían constantemente esta frase: Demos gracias al Señor porque su misericordia permanece para siempre, ella cuenta que cuando pronunciaban estas palabras todo el ambiente cambiaba, en medio de tanta oscuridad se tornaba una atmosfera de paz y tranquilidad, estos pastores fueron perseguidos por un régimen comunista y a pesar de todas las luchas que tuvieron, nunca negaron su fe en Jesús.

Desde hace tiempo me ha llamado la atención que en el momento que pasamos alguna dificultad, nuestro principal pensamiento es: Si yo he sido bueno(a), porque me pasa esto a mí?. Es un mecanismo de defensa o más bien una trampa del diablo para que carguemos toda la culpa sobre nuestro amoroso Padre.  Yo creo que el Señor no tiene problema en llevar nuestras pecados, ya lo hizo, pero debemos saber que el es bueno y que para siempre es su misericordia. El apostol Pablo nos expresa en su carta a los romanos:

Romanos 3:10-12 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

La idea no es que nos sintamos mal sino que conozcamos la verdad acerca de este tema, nuestro amado Creador es el que nos viste de justicia a través de su hijo Jesucristo, quien se entregó voluntariamente para que nosotros tengamos vida y vida en abundancia, debemos apropiarnos de esta verdad, Cristo o nuestro Mesías nos ama, ciertamente el castigo de nuestra paz fué sobre Él como dice el libro del profeta Isaías.


Isaías 53:3-6 NTV Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó. Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron.Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios; ¡un castigo por sus propios pecados! Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuvieramos en paz,  fue azotado para que pudiéramos ser sanados. Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre él los pecados de todos nosotros.
Reconocer que es por Él y en Él que somos buenos y justos nos trae libertad y vida, cuando lo aceptamos, comenzamos un proceso de cambio y trasformación y es a su lado que podemos experimentar de estas bondades, cuando reconocemos que somos pecadores y que nada es por nuestro merito, nos humillamos y el nos exalta mostrándonos lo maravilloso de su amor y comprensión.

El Señor te bendiga y te guarde, te muestre su misericordia, que tus ojos puedan ser abiertos, y tus oidos destapados para que puedas conocerlo, en este momento expongo publicamente esta mentira del enemigo y desato libertad, comprensión, entendimiento y paz sobre tu vida, para que puedas experimentar las bondades del Señor y vivir con plena confianza en su amor.

 Lucas 18:9-14 Parábola del fariseo y el cobrador de impuestos

Luego Jesús contó la siguiente historia a algunos que tenían mucha confianza en su propia rectitud y despreciaban a los demás: «Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era fariseo, y el otro era un despreciado cobrador de impuestos. El fariseo, de pie, apartado de los demás, hizo la siguiente oración:“Te agradezco Dios, que no soy un pecador como todos los demás. Pues no engaño, no peco y no cometo adulterio. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos! Ayuno dos veces a la semana y te doy el diezmo de mis ingresos”.
En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba. Sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh, Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”. Les digo que fue este pecador —y no el fariseo— quien regresó a su casa justificado delante de Dios. Pues los que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan serán exaltados».

 


,No hay justo, ni aun uno;
No hay justo, ni aun uno;

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